sábado, 2 de septiembre de 2017

Como reconocer a un estafador

En la ficción los malos médicos o falsos médicos son graciosos. Son un alivio cómico, son más payasos que doctores, siempre que se trate de una comedia y no de otro género.  En la vida real no son graciosos. Son muy peligrosos. Nos pueden perjudicar de diferentes formas, desde la menos grave, que sería sacandonos dinero en un tratamiento que no sirve; hasta la más grave de todas, que podría ser perder a un familiar por haber confiando en quien no debíamos. 

La vida de un ser querido es imposible de recuperar. Ningún juicio por mala praxis nos devolverá a la persona que amamos. Y si bien un falso terapeuta no va a matar a nadie con su negligencia, si puede hacerle mucho daño a la persona y a su familia, porque nos hace perder tiempo y dinero en un tratamiento que no sirve, y en casos extremos el daño puede llegar a ser tal que incite a esa persona al suicidio.

Es sumamente importante aprender a distinguir un profesional serio y competente de los criminales que lucran con la buena fe y la salud de las personas que buscan con desesperación un milagro, sobre todo si está en juego nuestra salud o la de nuestra familia.

Los padres de chicos con algún tipo de discapacidad lamentablemente solemos atraer a todos tipo de estafadores. Hay gente que en su afán de darle una mejor calidad de vida a su hijo cae en las garras de mentirosos. Si se topan con alguien que promete una cura milagrosa o un tratamiento único y novedoso desconfíen si tiene algunas o varias de estas características:



  • No tiene página web.
  • Si tiene página web no aclara en qué consiste el tratamiento.
  • No da su nombre completo.
  • Da turnos por whatsapp.
  • Asegura que tiene una "cura", y que el autismo "se quita" como si fuera hipo, o "se saca" como si fuera el apéndice. 
  • No aclara si es médico, pediatra, neurólogo, psicólogo, psiquiatra, o terapeuta especializado en alguna rama orientada a los tratamientos de TEA (Ej. fonoaudiología).
  • Se jacta de tener conocimientos que otros no tienen (y sigue sin decir si tiene un título que lo avale).
  • No tiene pruebas que su tratamiento funciona.
  • No tiene testimonios de pacientes tratados (y si los tuviera, sería más creíble si estuvieran acompañados de un médico con matrícula).


Yo no estoy en contra de probar tratamientos nuevos. La ciencia avanza gracias a hacer las cosas de una manera diferente a la que siempre se hizo, a probar y experimentar. Lo que me enfurece es la manera tan descarada que algunos criminales sin escrúpulos prometen curas milagrosas que no existen, y que se aprovechan de la buena fe de la gente. Tengan mucho cuidado con ellos. 

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